Patricia Bullrich agradeció a Javier Milei su nombramiento como Ministra de Seguridad

El mandatario electo confirmó que la ex candidata presidencial de JxC volverá a estar al frente de esa cartera.

Finalmente quedó confirmada este viernes la designación de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación a partir del próximo gobierno 10 de diciembre cuando Javier Milei asuma al frente de la Casa Rosada.

Bullrich, quien ya ocupó el mismo cargo durante la gestión de Mauricio Macri agradeció al presidente electo a través de sus cuentas en las redes sociales.

«Agradezco al presidente electo @JMilei la oportunidad ofrecida para volver a servir a la patria como ministra de Seguridad. Me comprometí con cada uno de ustedes a lograr el cambio profundo que nos demanda la sociedad y daré esa batalla desde el lugar que hoy me toca» posteó.

Y siguió: «El cambio verdadero es posible si la ley se aplica en cada rincón del país, de forma pareja para todos y sin privilegios. Argentina necesita orden. Seremos implacables contra el crimen y daremos una lucha sin cuartel contra el narcotráfico. Es simple: el que las hace, las paga».

La designación de Bullrich se da apenas unos días después de que la justicia confirmara la condena a 5 efectivos del Grupo Albatros de la Prefectura Naval por el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel en una violenta represión que respaldó sin ambages la entonces ministra de Seguridad de la gestión de Macri.

Desde la cartera de Seguridad, Bullrich se caracterizó por defender a ultranza a los efectivos de las distintas fuerzas involucrados en casos de gatillo fácil como, por ejemplo, Luis Chocobar que también fue condenado por la justicia por el asesinato por la espalda de un delincuente desarmados.

Chocobar incluso fue recibido como un héroe por Macri y Bullrich en la Casa Rosada.

La posición de Bullrich habilitó incluso lo que dio en denominarse como «la doctrina Chocobar». Este protocolo aprobado por la entonces ministra Bullrich habilitaba a las fuerzas federales a disparar sin dar la voz de alto, lo que implicaba un gravísimo retroceso en materia de respeto de las garantías individuales y la vigencia del Estado de Derecho.