Casi la mitad de los pacientes con metástasis cerebral ven afectada su capacidad cognitiva porque el cáncer altera la química de ese órgano.
Casi la mitad de los pacientes con metástasis cerebral ven afectada su capacidad cognitiva, pero «algo falla» en la hipótesis del efecto masa del tumor porque a menudo no hay relación entre el tamaño del cáncer y su impacto cognitivo, tal como destacaron investigadores en un trabajo publicado esta semana en España.
De hecho, tumores pequeños pueden generar alteraciones importantes, y a la inversa. La explicación puede ser que la metástasis cerebral «hackea» la actividad del cerebro, según demostró un estudio publicado en Cancer Cell.
El estudio fue conducido por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España sobre la pérdida cognitiva en pacientes con metástasis cerebral.
La teoría es que la pérdida cognitiva puede deberse a las interferencias que crea el cáncer en los circuitos neuronales, y no a la presencia misma del tumor que presiona sobre el tejido cerebral, como se creía hasta ahora.
Así es que descubrieron que cuando el cáncer se disemina en el cerebro (hace metástasis) altera la química cerebral, e interfiere así en la comunicación neuronal, afirmaron desde un cable emitido por la agencia Europa Press.
Los especialistas explicaron que las neuronas se comunican mediante impulsos eléctricos que se generan y transmiten mediante cambios bioquímicos en las células y su entorno.
Este trabajo científico se enmarca en el proyecto europeo ‘NanoBright’, destinado a desarrollar nuevas tecnologías para el estudio del cerebro.
Los investigadores midieron la actividad eléctrica del cerebro de ratones con y sin metástasis y observaron que los registros electrofisiológicos de los animales con cáncer son distintos entre sí.
Para asegurarse de que esa diferencia es atribuible a la metástasis, recurrieron a la inteligencia artificial. Tras entrenar a un algoritmo automático con numerosos registros electrofisiológicos, el modelo logró identificar la presencia de metástasis.
El sistema por inteligencia artificial llegó a diferenciar metástasis provenientes de tumores primarios distintos como cáncer de piel, pulmón y mama.
Los resultados mostraron que la metástasis influye en la actividad eléctrica cerebral de manera específica, dejando una huella muy clara y reconocible y, según los autores el estudio supone un «cambio de paradigma» en el conocimiento básico sobre cómo se desarrolla la metástasis cerebral, y sus implicancias en la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento de la patología.
Además de registrar los cambios en la actividad eléctrica cerebral en presencia de metástasis, los investigadores están explorando los cambios bioquímicos que explicarían esta alteración. Analizando los genes que se expresan en los tejidos afectados identificaron una molécula, EGR1, con un papel potencialmente importante en el proceso.
El hallazgo abre la posibilidad de diseñar un fármaco que prevenga o disminuya los efectos neurocognitivos de la metástasis cerebral.
«Nuestro estudio multidisciplinar cuestiona el hecho hasta ahora aceptado de que la disfunción neurológica, muy habitual en pacientes con metástasis cerebral, se debe únicamente al efecto masa del tumor. Proponemos que estos síntomas son consecuencia de cambios en la actividad cerebral producto de las alteraciones bioquímicas y moleculares, inducidas por el tumor. Es un cambio de paradigma que podría tener implicaciones relevantes para el diagnóstico y las estrategias terapéuticas», concluyeron.
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